12 febrero 2006

Un viaje para no olvidar


Y sí, cogí la bici y me fui con los trastos a otra parte. Eso fue mi rutina diaria durante dos meses: darle a los pedales 5 horas al día, disfrutar del paisaje y la soledad de las carreteras y caminos de Irlanda y al atardecer plantar la tienda. Descubrí paisajes maravillosos que parecían existir sólo al borde del mundo, pero no, allí estaban, delante de mis ojos... y lo mejor, había llegado a ellos con la fuerza de mi mente y la constancia de mis piernas.

No hay comentarios: