07 marzo 2006

Monasterios y cementerios



Si hay algo abundante en Irlanda, a parte de la lluvia, son los monasterios y los cementerios. El primero que vimos fue el de Glendalough, famoso por su altísima torre circular. Debieron ser anclajes preciosos rodeados de este maravilloso paisaje, pero de ellos se conservan apenas las paredes y, por supuesto, las lápidas que eternizan a los que un día daban vida a todo esto.













A veces se me hace extraño imaginar que en un mismo segundo millones de personas en el mundo estén viviendo situaciones tan diferentes. Pienso: mientras yo estoy escribiendo, ¿quién estará muriendo, quién estará naciendo, quién estará durminendo, viendo la tele, amando, llorando, riendo...? ¿Qué vidas tuvieron todos estos nombres grabados sobre piedra que permanecen aún siendo olvidados? Nadie sabe quien fueron, pero todos leen sus nombres; nosotros nos entretuvimos en leerlos, en imaginar cuánto tiempo y en qué condiciones vivieron. ¿Estarían contentos con sus vidas? ¿Llegaron alguna vez a ser felices?
La verdad, y dejando aparte este tono tan serio que estoy adquiriendo, es que al pasear por esas enormes tumbas te hacías protagonista de una película de terror, sentías que en cualquier momento aparecería el zombie de Michael Jackson seguido de su séquito de monstruos... cantando Thriller.

03 marzo 2006

Wicklow



Estábamos en Irlanda y esto se hizo notar des del primer día con el tiempo. Las nubes nos amenazaron todo el camino hasta Wicklow, pero cuando llegamos a los lagos llevaron a cabo su amenaza. La verdad es que fueron benevolentes y solo soltaron algunas gotas, pudimos disfrutar, relativamente tranquilos, del mágico paisaje que escondían las montañas. De repente, nos sentimos transportados a un mundo de leyendas, de caballeros y doncellas, de griales, cuevas y dragones. Ese mundo, tan lejano para un mediterráneo, se hacia evidente y real en aquel entorno. ¡Cuántas veces hemos visto, leído y escuchado historias de bosques encantados, de nomos y hadas que viven rodeados de musgo y de héroes que se pierden entre enormes árboles con garras! ...Y sin embargo, no conocemos estos paisajes, no sabemos de donde salen estas descripciones. Pues ahí estaban, rodeándonos por todas partes, con los lagos que evocaban misterios milenarios. No se puede visitar Wicklow con sol. El sol funde todos sus misterios y quema toda fantasía.