03 marzo 2006

Wicklow



Estábamos en Irlanda y esto se hizo notar des del primer día con el tiempo. Las nubes nos amenazaron todo el camino hasta Wicklow, pero cuando llegamos a los lagos llevaron a cabo su amenaza. La verdad es que fueron benevolentes y solo soltaron algunas gotas, pudimos disfrutar, relativamente tranquilos, del mágico paisaje que escondían las montañas. De repente, nos sentimos transportados a un mundo de leyendas, de caballeros y doncellas, de griales, cuevas y dragones. Ese mundo, tan lejano para un mediterráneo, se hacia evidente y real en aquel entorno. ¡Cuántas veces hemos visto, leído y escuchado historias de bosques encantados, de nomos y hadas que viven rodeados de musgo y de héroes que se pierden entre enormes árboles con garras! ...Y sin embargo, no conocemos estos paisajes, no sabemos de donde salen estas descripciones. Pues ahí estaban, rodeándonos por todas partes, con los lagos que evocaban misterios milenarios. No se puede visitar Wicklow con sol. El sol funde todos sus misterios y quema toda fantasía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sabia que havíeu anat a Irlanda, que bé! I al final què us va dir el gnomo?

Un petó,

Anna