10 enero 2014

The Quiet Man

Saliendo de Galway enfilamos hacia Connemara. Buscábamos el famoso puente del hombre tranquilo e Innisfree. Cuando llevábamos ya un buen rato dándole a los pedales mi compañero me hizo señas para que nos detuviéramos. Yo no sabía qué sucedía, ¿había algún problema? No. Sin darme cuenta acababa de cruzar la línea de los mil kilómetros y me merecía un beso y un ramo de flores cual Indurain. ¡Mis primeros mil kilómetros y yo sin enterarme! ¡Menos mal que mi entrenador estaba allí!